Mochilas
Vacia tu mochila y sacude la suciedad. Un aspirador también puede ser útil aquí. Si no piensas limpiar el interior de la mochila, recomendamos cerrar todas las cremalleras antes de lavarla.
Menos es más cuando se trata de detergente y, la mayoría de las veces, el agua tibia es suficiente. Con la ayuda de un cepillo suave, lava suavemente el sudor y la suciedad. Para las manchas más persistentes, añade un toque de detergente suave, jabón o champú de bebé. Evita el agua caliente y lavar a máquina para prevenir el encogimiento de la tela y daños generales.
Si cerraste las cremalleras antes de lavar, asegúrate de abrirlas ahora.
Cuelga tu mochila en un lugar bien ventilado o en una zona sombreada al aire libre. Evita secadoras y otras fuentes de calor, incluido el sol.
Por lo general, tu mochila debería estar seca en un plazo de 12 horas, sin embargo, el tiempo de secado puede variar según el tamaño de la mochila y condiciones como la humedad. .
Los tratamientos repelentes al agua protegen tu equipamiento de la lluvia ligera, pero se desgastan con el tiempo. Si notas que la repelencia al agua de tu mochila ya no funciona (es decir, el agua se filtra en lugar de formar gotas), es momento de renovarla. Recomendamos utilizar un spray de impregnación textil ecológico, que puedes encontrar en tu tienda de equipamiento outdoor local. Sigue las instrucciones de aplicación de tu spray elegido para obtener los mejores resultados.
Cuidado de no sobrecargar tu mochila con objetos pesados, que podrían dañar el panel trasero.
Cuando no la uses, guarda tu mochila en un lugar oscuro y seco con todas las hebillas cerradas, incluido el cinturón de cadera y la correa del pecho. Asegúrate de retirar toda la comida (incluso no perecedera), que podría atraer ratones o moho.